¿QUÉ HACER?

· Pasar del resentimiento a una lectura positiva de la crisis: Dios sigue actuando en el ser humano. Dios no está en crisis y sigue ofreciéndose y comunicándose a cada conciencia como Salvador.
· Trabajar por una Iglesia que camine con el hombre de hoy desde dentro, acogiendo, escuchando y acompañando. Aprendiendo a vivir en minoría en camino hacia el cumplimiento del Reino, siendo signo de salvación fraguado en el testimonio.
· Pasando del esquema de la oferta y la demanda, a la dinámica del diálogo escuchando las verdaderas demandas del ser humano, compartiéndolas, buscando juntos sentido, horizonte y esperanza.
· Proponiendo en lugar de imponer.
· Pasando de una pastoral de conservación a una pastoral misionera desde la creatividad como capacidad de reacción en presencia de problemas nuevos sin espontaneidad ni improvisación.

En definitiva, como nos dice nuestro PDP:

· Asumir plenamente que nuestra situación, en este inicio del siglo XXI, continúa siendo de misión.

· Tener coraje misionero, priorizar el objetivo de la evangelización.

· Sentirnos requeridos a un trabajo cordial y entusiasta de renovación de lo que hemos heredado y quizá ha perdido vigor o ha desvirtuado su fundamento.

· Prestar atención al ser humano de hoy, mirarlo con los ojos de Dios, es decir, con amor, tomando en consideración su cultura, lo que vive, siente y piensa, conociendo a fondo sus aspiraciones y sus heridas, sus limitaciones y sus posibilidades.

· Centrarnos en el cristianismo, en los contenidos de la fe: vida y obras de Jesús.

· Ayudar a los agentes de pastoral a ser más conscientes y desplegar las actitudes y competencias necesarias, no tanto para hacer “programas nuevos”, sino vivir la novedad permanente del evangelio orientando nuestros esfuerzos a lo nuclear de la vida cristiana: el encuentro con Cristo.

SUPUESTO TODO ESTO…

¿Cuál creo que es el perfil actual del sujeto al que evangelizamos? Elaborar el retrato robot.

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